Desayuno con la memoria: reencuentro con hermanos del alma

Esta mañana tuvo un sabor especial. Compartí el desayuno con dos grandes amigos y compañeros de juventud: los doctores Jesús Saldaña y Ascanio Gómez Quezada, con quienes compartí aulas, sueños y vivencias en el Colegio Agustiniano de La Vega entre los años 1962 y 1965.

Sentarnos nuevamente alrededor de una mesa, más de seis décadas después, es una celebración de la amistad que trasciende el tiempo. Hablamos de medicina, de nuestras vidas, pero también de anécdotas que aún nos arrancan sonrisas como si estuviéramos en aquellos pasillos escolares.

Jesús y Ascanio, son hermanos del alma, parte entrañable de mi historia personal. Con ellos aprendí que las amistades verdaderas no se desgastan: maduran, se profundizan y se convierten en tesoros que nos acompañan toda la vida.

Una mañana para agradecer. Y para recordar que hay lazos que, como el buen café, solo mejoran con los años.